Señor Director:

Este miércoles se vota en la Cámara el proyecto que elimina las multas por circular sin TAG, repitiendo una lógica ya conocida: premiar al que no cumple y castigar al que sí lo hace. Lo hemos visto con la condonación del CAE, con la evasión tolerada en el transporte público y con subsidios facilitados a quienes hacen tomas de terrenos. Hoy la evasión alcanza sólo el 3%, pero tal como ha ocurrido en otros ámbitos, eliminar la sanción, incentivará el no pago, debilitando una de las políticas públicas más exitosas de las últimas décadas.

En 31 años, el sistema de concesiones ha movilizado más de US$ 28.600 millones en inversión privada para infraestructura pública, lo que equivale al 9,1% del PIB y a más del 30% del presupuesto fiscal anual. El 75% se ha destinado a autopistas; pensar que el Estado habría logrado lo mismo por sí solo es una ilusión. Con todo, el daño más grave no es  financiero, sino moral, pues debilitamos la confianza y la cohesión social de quienes responsablemente cumplen con sus obligaciones ciudadanas

Arnau Sarrà es investigador de IdeaPaís. Carta publicada en La Segunda, el 05 de septiembre.